De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Se conoce como El Mundo al conjunto de hojas de papel con letras impresas que sus editores se empeñan en llamar periódico, y con estrechos contactos y subvenciones por parte del PePe.
Aunque en apariencia tan sólo se dedica a criticar a todo el que no defienda la Dictadura, son más que fiables los informes que advierten de un plan de los redactores de El Mundo para gobernar la Tierra por medio de una serie de clones ilimitados del caudillo Paquito, y así crear un mundo de rectitud cristiana en el que el Mandril gane algún título. Después invocarán el Apocalipsis para que los buenos (los falangistas) vayan al cielo y los malos (los rojos) al Infierno. Por suerte, el resto de la humanidad dispone de Chuck Norris para evitar tal calamidad.
El Mundo se distingue por acoger a la crema de los pensadores postfranquistas, a los que está prohibido echar comida dentro de la jaula. Destaca entre ellos el insigne Federico Jiménez Losantos, a quien recientemente han otorgado los premios Pulgarcito de Oro y A la lima y al limón.
La Sección Femenina tiene también especial importancia en sus páginas, incluyendo las firmas de un casting de pijas con mechas que, entre otros asuntos, conceden amplia cobertura a la participación de sus amigas y madres en el Rastrillo.
Brotando como delicadas flores en un entorno paleozoico y hostil, encontramos también artículos de outsiders del sistema como Javier Ortiz y Carlos Boyero y hasta de mariquitas como Leopoldo Alas y Mendicutti, no se sabe si para disimular o quizá para cumplir alguna secreta cuota impuesta por el Club Cheesebilderberg.
Estos marginales y degenerados rompen un poco la por otra parte sólida unidad de destino en lo espiritual que hoy por hoy representa El Mundo.
El Mundo nace de una frustración. A su director, Pedro Jota, le habría encantado dirigir el Washington Post y destapar Watergates, pero se tuvo que conformar con un boletín nacional-católico y con seguirle la pista a mochilas por las comisarías de Vallecas. No es ni mucho menos lo mismo, pero le echa igual entusiasmo.
Otro rasgo distintivo de este diario picante y variado son las características editoriales que el director, Pedro Jota, escribe todos los domingos. Rescatando una figura o situación histórica, trata de establecer un paralelismo con la realidad política actual y queda de lo más pedante cuando no se le pira directamente la olla. Y es que Pedro Jota no es sólo un periodista con un par de tirantes bien puestos: también es un pedazo de intelestuarl. Y que se entere El Mundo, que pa eso es suyo.
Pedro Jota, además, está casado con un repollo mutante con cara de payaso triste que, si te descuidas, te pinta corazones hasta en los glandes.
El Mundo, finalmente, es el único diario de difusión nacional en el que todavía colabora un escritor de la Generación del 98, Francisco Umbral. Por lo que sabemos, David Gistau hace de médium.
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